Día 107, martes
Tengo una amiga que es venezolana y que quiere huír de la reforma constitucional y del régimen de Chávez, quien se supone impulsa el 'socialismo del siglo XXI' (sic), por lo que planea dejar el país y venir a Lima. Ella vive en Maracaibo, que es una especie de puerto en la parte oriental de Venezuela que sale al océano Atlántico. Así que la caribeña quiere venir al Perú, donde además vive su novio, pero no sabe cómo. Piensa en que puede irse y pedir refugio en Colombia, ya que tiene cerca la frontera. Le digo que eso quedaría a pedir de boca, que ser una refugiada tiene mucho estilo, es decir, no eres una emigrante más: eres una refugiada. También le digo que tenga cuidado con la guerrilla de las FARC. Ella dice: "Es cierto, no lo había pensado". Así que decide venir de frente en avión, lo cual le quita bastante glamour pero es más seguro. "Venderé helados D'Onofrio, peruano", dice ella, afirmando que definitivamente debe ser un trabajo muy digno el de los heladeros y que ella no tiene problemas en trabajar de lo que sea. "Pasará lo que tenga que pasar, venezolana", le digo.
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